viernes, 8 de octubre de 2010

Pannacota de anchoas al orégano. Ser cursi.

Ser cursi esta mal visto, puedes ser de cualquier tribu urbana, de cualquier creencia, ideología pero no puedes ser cursi. Es sinónimo de tontería, de ñoñez, de estupidez y de un sinfín de cosas más.

Mis odiadores detestan el rosa de mi blog, lo rechazan de plano, ese rosa, el rosa tanto rosa, porque? y porque rosa? No lo sé la verdad, es que creo que soy una cursi elevada a la séptima potencia, y que?

Me encanta el rosa, tengo un halo invisible rosa que me permite ver todo de color rosa, eso fastidia a muchos. Mucho me temo que esta entrada vaya a sublevar a mis odiadores, no temáis, de momento no tengo pensado volver a hablar del rosa. Pero queda dicho, me gusta ser cursi, es que soy así y que?

Presento esta pannacota, no rosa, pero si algo cursi, no sé me parece a mi que la pannacota es cursi, un postre cursi. Esta en concreto es salada, rica y muy delicada, espero que os guste.

Pannacota de anchoas al orégano.

1 paquete pequeño de nata para cocinar.

2 veces el paquete de nata de leche, en mi caso desnatada, para compensar la nata.

1 paquete de anchoas.

2 cucharadas de orégano.

7 hojas de gelatina neutra.

Sal y pimienta.

Poner la gelatina a remojo, seguir las instrucciones del fabricante. Mientras tanto todos los ingredientes a la batidora. Calentar la mezcla en el micro 1 o 2 minutos como mucho. Escurrir bien la gelatina y añadirla a la mezcla, remover bien para que se disuelva bien la gelatina. Verter en el molde de presentación, yo en esta ocasión, lo hice en moldes individuales, para servir una porción por comensal, acompañada de lechugas varias.

Rico de verdad, suave y un buen entrante.






Aquí la presentación individual.

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